sábado, 19 de junio de 2010

La Iglesia ahorra al Estado 30.000 millones, el doble del «tijeretazo»

Las entidades católicas aportan 30.000 millones a la sociedad. En 2008, las parroquias dedicaron 45 millones de horas a atender las demandas de todo el que llamase a su puerta.

Las estimaciones que sitúan en 30.000 millones de euros anuales la aportación de la Iglesia a la sociedad española «no parecen exageradas», afirmó ayer el vicesecretario de Asuntos económicos de la Conferencia Episcopal Española, Fernando Giménez Barriocanal, durante la presentación de su Memoria Justificativa de 2008.

Por el momento, la Iglesia puede medir con mucha exactitud lo que ahorra al Estado en educación (4.148 millones, afirma la Memoria) y también ahorra 1.180 millones en servicios pastorales «que la gente demanda», especificó Barriocanal. El resto, hasta los 30.000 millones, son sólo una aproximación que circula desde hace unos años pero que para el gerente de los obispos puede verse confirmada a medida que mejoran las mediciones. Por ejemplo, las parroquias y diócesis no ofrecen 46 millones de horas, como se calculó el año pasado, sino 45,2 millones, y la rentabilidad de cada euro recibido por la «crucecita» del IRPF no se multiplica por 2,5 (cálculo del año pasado) sino por 2,73, es decir, casi tres. «El coste que tendrían las actividades ofrecidas por la Iglesia si hubieran de ser contratadas en el mercado supondría un importe de 1.860 millones de euros. Esto indica que la gratuidad de los recursos y la eficiencia de su uso supone que cada euro que se invierte en la Iglesia rinde como 2,73 en su servicio equivalente en el mercado», afirma la Memoria, que especifica que los servicios pastorales de la Iglesia tienen un coste de 680 millones de euros.


Cultura y turismo
Barriocanal señaló además el efecto beneficioso de la Iglesia en el turismo cultural, que atrae a 7,5 millones de personas cada año en nuestro país. «Un tercio de los bienes inmuebles de interés cultural españoles están gestionados por la Iglesia», recordó. Las pequeñas y despobladas diócesis rurales del norte de España hacen auténticos milagros para mantener miles de joyas del románico, por ejemplo, y después de todo tipo de ayudas públicas al final siempre queda el apoyo de los feligreses.

Barriocanal puso la Semana Santa cordobesa como ejemplo de actividad religiosa que genera riqueza: más de 40 millones de euros de actividad económica para esta ciudad. Otro ejemplo sería el Camino de Santiago, especialmente en los Años Jacobeos cuando atrae muchos más peregrinos y turistas, hasta el 80 por ciento con motivaciones religiosas. También la visita del Papa a Santiago y Barcelona a finales de año o las Jornadas Mundiales de la Juventud de 2011 en Madrid son una gran oportunidad. Cientos de miles de jóvenes de todo el mundo en Madrid y millones de espectadores por más de cien televisiones contemplarán, por ejemplo, el Barroco español en el Vía Crucis de las Jornadas de la Juventud.

De la «inmensa labor asistencial» de la Iglesia, que según la Memoria alcanza a 2,7 millones de personas en España, destacó los 68 centros dedicados a víctimas de la violencia familiar o de la prostitución, los 87 centros hospitalarios, 55 ambulatorios, 831 casas de ancianos y minusválidos y 433 orfanatos y guarderías.

«Es la mayor red asistencial que existe en España, de largo, y nace del encuentro con Jesucristo», afirmó Barriocanal, y añadió que «los voluntarios de Cáritas no surgen por generación espontánea, son fruto de la formación en las parroquias, la catequesis, la vivencia de la fe».

Además, ya fuera de nuestras fronteras, más de 17.000 misioneros difunden por el mundo la imagen del país, afirmó el gerente de los obispos: «llevan la bandera de España en la mochila».

Según calcula la Conferencia Episcopal, en el ejercicio fiscal de 2008 «se contabilizaron 7.193.000 declaraciones a favor», que representan a unos 9 millones de personas, ya que mucha gente realiza una declaración conjunta.


La crisis de este año
De todas las declaraciones del 2008 se consiguió una «liquidación total de 253 millones de euros, aunque en ese año sólo recibimos a cuenta unos 153», subrayó Barriocanal. Este año se espera que el número de personas que marcan «la crucecita» se mantenga o crezca, pero que aún así los ingresos disminuyan debido a la crisis. Por eso, la Iglesia pide a todas las personas que aprecian su labor, sean creyentes o no, que se aseguren de marcar la «equis» en su declaración.


Lo que la Iglesia ahorra al Estado
En pastoral
1.180 millones
- Los ciudadanos piden bodas, catequesis, visitas a enfermos y misas. Si pidiesen al Estado un servicio equivalente y se pagase a precio de mercado, le costaría 1.860 millones. La Iglesia lo hace por 680.

En educación
4.148 millones
- La Iglesia es titular de 6.041 centros de enseñanza, con 1.370.000 alumnos. «Si estas plazas las tuviese que cubrir el Estado le costaría 4.148 millones de euros más», explica Giménez Barriocanal.

En sanidad
14.000 millones
- No son datos de la Memoria presentada ayer, pero con las cifras de 2002 se puede calcular el gran ahorro que significa la red sanitaria católica, con aproximadamente mil centros.

En justicia social
262 millones
- Cáritas y Manos Unidas vehiculan esa cifra, que en 2008 ayudó a 2,8 millones de personas en 4.459 centros y 17 grandes programas. El valor de los 60.000 voluntarios de Cáritas aún está por computar.

En industria cultural
Incalculable
- Un ejemplo: la Semana Santa de Córdoba genera 40 millones de euros en la ciudad. La Iglesia mantiene un tercio de los monumentos de España, donde 7,5 millones de extranjeros buscan turismo cultural.



ANÁLISIS
Sacerdotes y parroquias, un éxito
- ¿Cuánta gente apoya la labor de la Iglesia con su «equis» en la declaración de la Renta?
–Marcan «la crucecita» en 7,2 millones de declaraciones, pero se calcula que eso representa unos 9 millones de personas, porque aproximadamente un 20 por ciento de declaraciones son conjuntas.

- ¿Cómo es posible que la Iglesia ofrezca por 1 euro lo que al Estado le costaría 2,7?
–Por un lado, el voluntariado católico genera 5,6 millones de horas de servicio prácticamente gratis (4,2 millones de horas son de catequesis). Por otro lado, el clero diocesano genera 34,8 millones de horas en atención pastoral con un sueldo mínimo. Un cura español cobra entre 600 y 800 euros de media (depende de la diócesis), y un obispo es, básicamente, un «mileurista». Además, los locales ya existen y las comunidades mantienen sus parroquias. De hecho, los donativos de los fieles suponen el 40% del sostenimiento de parroquias y diócesis: la «crucecita» sólo aporta un 20% del sostenimiento básico.

domingo, 6 de junio de 2010

La Fiesta del Corpus Chirsti


La fiesta del Corpus Christi (Cuerpo de Cristo, en latín) conmemora la institución de la Santa Eucaristía. Este día la Santa Iglesia nos invita a meditar sobre el misterio de la presencia del Señor, en ese pan consagrado que guardamos en todas las comunidades cristianas
La Eucaristía sigue siendo la opción fundamental de nuestra fe. Ante el misterio del pan de vida el sacerdote tiene que renovar su adoración, el cristiano confesar que es un misterio que trasciende su inteligencia.
La Eucaristía nos pone de rodillas, confunde nuestro orgullo y nos abre a la humildad y al gozo de la fe en la palabra y en el poder de Cristo. Solo así se convierte para nosotros en misterio de luz y de vida. La Eucaristía es, como recuerda el Concilio Vaticano II, el bien supremo de la Iglesia, Cristo Pan verdadero que con su carne vivificada y vivificante, por medio del Espíritu Santo, da la vida a los hombres.
Comulgar no es un mero recibir al Señor, hacer una comunión, es elegir una vez más a Cristo, es aceptar lo que fue su vida, su obra, su entregarse. No debemos acostumbrarnos a la Eucaristía, porque el que se acostumbra la destruye. La Eucaristía es una realidad continuamente nueva, es la realidad de Dios.

Historia de la Fiesta
A fines del siglo XIII surgió en Lieja, Bélgica, un Movimiento Eucarístico cuyo centro fue la Abadía de Cornillón fundada en 1124 por el Obispo Albero de Lieja. Este movimiento dio origen a varias costumbres eucarísticas, como por ejemplo la Exposición y Bendición con el Santísimo Sacramento, el uso de las campanillas durante la elevación en la Misa y la fiesta del Corpus Christi.
Santa Juliana de Mont Cornillón, por aquellos años priora de la Abadía, fue la enviada de Dios para propiciar esta Fiesta. Desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre añoraba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice haber intensificado por una visión que tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad.
Juliana comunicó estas apariciones a Roberto de Thorete, el entonces obispo de Lieja, también al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los Países Bajos y a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Lieja, más tarde Papa Urbano IV.
El obispo Roberto se impresionó favorablemente y, como en ese tiempo los obispos tenían el derecho de ordenar fiestas para sus diócesis, invocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el año entrante. El obispo Roberto no vivió para ver la realización de su orden, ya que murió el 16 de octubre de 1246, pero la fiesta se celebró por primera vez al año siguiente el jueves posterior a la fiesta de la Santísima Trinidad. Más tarde un obispo alemán conoció la costumbre y la extendió por toda la actual Alemania.
El Santo Padre Urbano IV, por aquél entonces, tenía la corte en Orvieto, un poco al norte de Roma. Muy cerca de esta localidad se encuentra Bolsena, donde en 1263 o 1264 se produjo el Milagro de Bolsena: un sacerdote que celebraba la Santa Misa tuvo dudas de que la Consagración fuera algo real. Al momento de partir la Sagrada Forma, vio salir de ella sangre de la que se fue empapando en seguida el corporal. La venerada reliquia fue llevada en procesión a Orvieto el 19 junio de 1264. Hoy se conservan los corporales –donde se apoya el cáliz y la patena durante la Misa- en Orvieto, y también se puede ver la piedra del altar en Bolsena, manchada de sangre.
El Papa movido por el prodigio, y a petición de varios obispos, hace que se extienda la fiesta del Corpus Christi a toda la Iglesia por medio de la bula Transiturus del 8 septiembre del mismo año, fijándola para el jueves después de la octava de Pentecostés y otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la Santa Misa y al oficio.
Algunos biógrafos de Urbano IV dicen que éste encargó un oficio –la liturgia de las horas- a San Buenaventura y a Santo Tomás de Aquino. Cuando el Papa comenzó a leer en voz alta el de Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo el suyo en pedazos.
La muerte del Papa Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), un poco después de la publicación del decreto, obstaculizó que se difundiera la fiesta. Pero el Papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y, en el concilio general de Viena (1311), ordenó una vez más la adopción de esta fiesta. En 1317 se promulga una recopilación de leyes –por Juan XXII- y así se extiende la fiesta a toda la Iglesia.
Ninguno de los decretos habla de la procesión con el Santísimo como un aspecto de la celebración. Sin embargo estas procesiones fueron dotadas de indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV y se hicieron bastante comunes a partir del siglo XIV.
El Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad; y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente presente la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.