miércoles, 25 de noviembre de 2009
El Rosario de la Aurora 2
MISTERIOS DOLOROSOS
Jesucristo, triste y abatido
Se dirige al Huerto de Getsemaní;
Y pensando en mis ingratitudes,
Llora y suda sangre de tanto sufrir.
¡Apartad de mí!
Este cáliz, suplica a su Padre,
Mas si tú lo quieres yo quiero morir.
Mira, mira cual manso Cordero
Al león rugiente del fiero Judá,
Recibiendo indefenso y atado,
Bárbaros azotes que en sus carnes dan;
¡Crueles, cesad!
Si es castigo yo soy el culpable,
Al Dios inocente veloz adorar.
Jesucristo que es flor sin espinas,
Corona de espinas se deja poner,
Y su sangre rueda por su rostro,
Cual rojos corales de un regio sartel.
¡Oh mi dulce bien!
Tanta sangre dentro de mi pecho,
Como en un sagrario yo la guardaré.
Ya Jesús comenzó el sacrificio,
Ya en sus castos ojos se nubIa la luz;
Ya camina al horrendo suplicio,
Llevando en sus hombros la pesada Cruz.
¡Oh mi buen Jesús!
Cesa, cesa, no tires tu sangre,
Que yo no merezco que padezcas tú.
Ya Jesús comenzó su martirio,
Ya el mundo ha regado la sangre de Dios;
Ya el Dios justo se encuentra aplacado,
Con la misma sangre que El mismo vertió.
¡Mundo pecador!
Mira infame, mira lo que cuestas
Llora mucho y clama piedad y perdón.
Pablo Baena
Letras obtenidas de la web: www.rosarioensevilla.org
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